HONEYMOON 11. Honeymoon Jeans

La ciudad de Valencia regaló a Liberty unos pantalones vaqueros inspirados en el origen de este tipo de tela: en la Edad Media se utilizaba para confeccionar velas de barco. De nuevo se ponía relieve al intercambio cultural: un tipo de tejido creado en el viejo continente es reelaborado en el Nuevo Mundo para dar forma a una de las prendas de vestir más populares de todos los tiempos, los jeans como objeto transcultural.

La confección del pantalón se llevó a cabo en una nave de la Feria de Muestras de Valencia, especialmente habilitada como taller. Además de sus grandes dimensiones, el pantalón contaba con seis remaches cuidadosamente diseñados: el centro de cada uno de ellos era una bola del mundo rodeada de arroz y mejillones, símbolo de la paella. Y los botones de plexiglás llevaban grabada la imagen de los novios. Resultó ser el tejano más grande del mundo y llegó a figurar en el libro Guinnes de los Records de 1992.

Una vez acabados, los pantalones fueron transportados en helicóptero para ser bautizados en la playa de La Patacona, uno de los destinos preferidos para celebrar la mágica noche de San Juan. Esta fiesta simbólica, que sirve para dar la bienvenida al verano, se celebra todos los años durante la noche más corta del año (23 de junio). Los participantes saltan tres veces sobre una hoguera en la playa para purificarse simbólicamente. En lugar de organizar una hoguera normal, en esta atípica fiesta de San Juan —en honor de los vaqueros de Liberty— se quemó una falla que representaba la Torre del Miguelete (1418), uno de los lugares más conocidos de la ciudad de Valencia. Esta falla, diseñada por el maestro fallero Manolo Martín, era atípica en dos sentidos: no se quemó en la noche de San José, como suele ser habitual, sino en la de San Juan, y, además, fue la primera falla acuática de la historia, pues ardió mientras flotaba en el mar Mediterráneo.

Docenas de asistentes que trabajaban para el proyecto lavaron a la piedra los gigantescos vaqueros frotándolos con arena para conseguir, de esta manera, el clásico look de los tejanos desgastados. Una vez finalizado el ritual de inmersión en el mar y el lavado simbólico, una grúa alzó los pantalones en el aire a modo de velas medievales listas para zarpar hacia el Nuevo Mundo.