FALLA AQUÀTICA (1992)
FALLA AQUÀTICA (1992)

Desde los orígenes de los juegos olímpicos en la antigua Grecia, la antorcha es un elemento simbólico esencial dentro de la iconografía de las olimpiadas; no solo certifica la duración de los ritos ceremoniales vinculados con estas, sino que, además, cuando es transportada, señala una cartografía económica, ideológica y mediática susceptible de ser utilizada como escenario para las más diversas protestas.  Teniendo en cuenta este valor metafórico, la Falla aquàtica se ideó a modo de detonador o pistoletazo de salida de los Juegos Olímpicos de 1992, ya que debía acompañar la entrada de la antorcha olímpica en el puerto de Barcelona. Así, la primera versión de la propuesta presentada justo después del final de Honeymoon Project y rechazada por el Comité de los Juegos- era un acto público y ceremonial que vinculaba el fuego y el agua mediante la construcción de una gran semiesfera flotante. De esta surgiría el brazo de la Estatua de la Libertad con su célebre antorcha, la cual debía arder hasta consumirse, transformándose de este modo en antorcha olímpica.  Tomando algunas ideas de este proyecto inicial rechazado, se desarrolló una segunda versión. Colaboraron en ella el maestro Manolo Martín y su equipo. Ya habían trabajado antes con Miralda, en la fabricación de la falla que reproducía la Torre del Miguelete de Valencia, quemada en la playa de La Patacona la noche de San Juan de 1991 (dentro de las acciones relacionadas con la presentación de los pantalones vaqueros de Liberty.)

Sin embargo, en esta ocasión, se trataba de la primera falla acuática de grandes dimensiones. Representaba una columna de veinticinco platos que aludían a las ciudades en donde se habían celebrado unos juegos olímpicos modernos con anterioridad. Como no podía ser de otro modo, el último plato estaba dedicado a Barcelona, y encima de él, podía observarse un pastel decorado con diversos elementos: el logotipo olímpico barcelonés, los cinco aros que simbolizan los cinco continentes y, por último, la efeméride del veinticinco aniversario. La columna de platos se alzaba sobre una media esfera terrestre que zozobraba en el agua y que hacía de soporte de la falla mientras esta iba quemándose. 

Después de intensas negociaciones y discusiones sobre la seguridad de la audiencia, se consiguió realizar el proyecto cerca del muelle del puerto de Barcelona, delante de un concurrido público, quien vio arder la falla simultáneamente a la llegada de la antorcha olímpica a la Ciudad Condal.

  • Data
    • Lugar: Puerto de Barcelona
    • Fecha: 24 de julio 1992
    • Coautor: Manolo  Martín
    • Colaboradora: Marta Tatjer
    • Materiales: Dibujos y material efímero